Rubén Amón indulta a Gregorio Ordoñez: "La sociedad se está olvidando de la ferocidad de ETA"
Rubén Amón indulta en Más de uno al líder popular Gregorio Ordoñez en el 25 aniversario de su asesinato a manos de la banda terrorista ETA.
Madrid |
Más que indultar, me vas a permitir evocar a Gregorio Ordóñez, no sólo porque se cumplen 25 años de su ejecución a quemarropa en el restaurante La Cepa de San Sebastián, sino porque el Ayuntamiento de Madrid le dedica hasta el mes de enero una exposición en penumbra que aspira a remediar la crisis de amnesia con que la sociedad se está olvidando de la ferocidad de ETA y condescendiendo con sus herederos y sus encubridores. No ya instalados en los parlamentos, sino interlocutores reconocidos y blanqueados por el propio Gobierno.
A Gregorio Ordóñez lo ejecutaron porque era un rival muy peligroso en términos democráticos. Lo demuestra la proeza que supuso convertir el PP en la primera fuerza de San Sebastián. No es que los crímenes de ETA respondiera siempre a criterios selectivos y quirúrgicos, pero Ordóñez fue exterminado porque sus ideas y su carisma simpatizaban con muchos votantes. Incluidos los tradicionales del PNV. Y el sufragio urbanita de quienes aspiraban a despojarse de la maldita dualidad de Donosti. Que era como Mónaco por un lado. Y Sarajevo por el otro.
A Ordóñez lo mataron en la zona vieja, en el territorio salvaje de la kale borroka, pero el asesinato forma parte de los episodios cruciales en el desprestigio y agonía de la basura etarra. Lo demostró de inmediato la masiva afluencia de donostiarras al funeral. No era lo mismo votar en secreto al PP que exponerse a rostro descubierto en la sociedad de la omertà. El miedo que ETA quiso inocular con el sacrificio de Ordóñez se convirtió en un motivo para perderlo.
Conviene recordarlo porque el periodo de paz que se disfruta en Euskadi no se entiende sin el descaro y la impertinencia del líder donostiarra. Impertinencia quiere decir que Ordóñez se reivindicaba como un español, taurino, católico y demócrata. Vaya exabrupto, demócrata, en la putrefacción del totalitarismo. Demócrata.