TRAS LA SENTENCIA DEL PROCÉS

Rubén Amón indulta a Guardiola: "Cataluña no tiene un país, pero ya tiene un presidente"

El psicodrama soberanista no sería igual sin la implicación pornográfica del Barcelona, pero la mayor novedad a esta crisis la ha protagonizado el discurso a la nación de Guardiola. Ha debido sentirse Pep urgido a solemnizar su mensaje, no ya con el prosaísmo de un comunicado oficial, sino con una lectura frente a la cámara que impresionaba por el énfasis sentimental, por la dramaturgia de estadista en el exilio y por haberla expuesto en inglés, o sea, "internacionalizando el conflicto".

Rubén Amón

Madrid |

Parecía hablar Guardiola desde una cueva transpirenaica. Un habitáculo premeditadamente siniestro cuya penumbra contribuía a destacar el victimismo. Y no le faltan razones al míster del Manchester respecto a la opresión, la restricción de libertades y el ataque a los derechos humanos.

Creía uno que se refería a Qatar, la satrapía donde reside el camarada Xavi con todas las peculiaridades medievales. O que estaba aludiendo al presidente y propietario de su club, el jeque Khaldoon Al Mubarak, cuyo país de origen, Emiratos Árabes, aplasta las libertades elementales.

No, el mensaje doloroso de Guardiola iba dirigido al estado español, atribuyéndiole todas las atrocidades que sospechosamente promueve y exagera el movimiento soberanista, desde la profanación de la separación de poderes a la discriminación identitaria, el propagandismo supremacista y la condescendencia o complicidad delictiva con la subversión.

Guardiola se perfila como el mejor reclamo populista del independentismo. Es un tipo instruido y carismático. Habla idiomas. Se desenvuelve como un magnífico estratega. Y representa mejor que nadie la parábola del hijo pródigo. El fervor blaugrana le garantiza la unanimidad, predispone su perfil mesiánico. Y lo convierte en un remedio providencial a la escasez del banquillo soberanista, tanto por la mediocridad de unos líderes -Torra, en cabeza-, como por el exilio (Puigdemont) y la inhabilitación de los otros (Junqueras....).

Cataluña no tiene un país, pero ya tiene un presidente.