EL INDULTADO DE RUBÉN AMÓN

Rubén Amón indulta a Jaime Alekos, autor de 'Tauromaquia': "No es esta una lucha, sino una coreografía"

Se ha estrenado con revuelo un documental del Pacma, el partido animalista, que se llama Tauromaquia, que ha dirigido Jaime Alekos y que restringe este acontecimiento estético y litúrgico -a mí me lo parece- a una tortura. Ni siquiera es feroz el toro de lidia en este documental. Ni se explica uno para qué tiene semejante cornamenta la criatura. Y por qué los toreros tienen las carnes remendadas.

ondacero.es

Madrid | 06.09.2017 09:44

Y se urge a su abolición. Y se inicia el documental con un niño que asiste ufano, ignaro, a la barbarie. Podía ser yo cuando me llevó mi padre. O mi hijo, cuando lo llevé yo, no como si fuéramos un linaje de verdugos, sino porque creo que una verónica de Morante, un natural de José Tomás pueden proporocionarle a mi heredero los pasajes más intensos de su vida. A mí me ha pasado con ellos. Y con Rafael de Paula. Y con Curro Vázquez.

Y no tengo razones para defender la tauromaquia. Porque no las tiene en su irracionalidad. Y porque no las necesita. Y porque discrepo de todas las tesis finalistas que amalgaman los defensores de la lolida: que si el toro desaparecería sin las corridas, que si la fiesta da muchos puestos de trabajo, que si favorecen, promueven, un extraordinario ecositema.

El documental del Pacma acierta cuando expone la sangre y la muerte, porque la tauromaquia gira en torno a ellas en su propia noción eucarística, pero desacierta no ya cuando despoja al toro de su fiereza, de su peligro, de su instinto depredador, sino cuando le sustrae a la tauromaquia su contrapeso estético y creativo.

No es esta una lucha, sino una coreografía. Una dialéctica entre la oscuridad y la luz, entre la muerte y el erotismo. No hay una sin el otro. Ni al revés, pero la sociedad inodora, incolora e insípida en que nos encontramos tanto esconde de su moral y de su dieta la rutina los mataderos industriales recela de cualquier expresión que nos recuerda la agonía y la muerte. Incluso cuando un torero alcanza a sublimarlas.