EL INDULTADO DE RUBÉN AMÓN

Rubén Amón indulta al mayo del 68: "Es una referencia fundacional de mitos libertarios"

Ya que estamos en mayo, hablemos de mayo. Y no de cualquier mayo, sino de mayo del 68. Porque se cumplen 50 años de la efeméride. Y porque me apetece, también os lo digo, siendo el 68 una referencia fundacional de mitos libertarios.

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Madrid |

Podría escribirse una enciclopedia de eslóganes. Acordaos de aquel: debajo de los adoquines, la playa, pero creo que tiene más sentido acordarse de otro más contemporáneo: prohibido prohibir. Una provocación no a la sociedad pacata de Charles de Gaulle, sino a la mojigatería de la sociedad contemporánea.

Porque estamos en la sociedad de las prohibiciones. No se puede fumar ni blasfemar. No se puede escribir con versos torcidos. No se puede ofender ni provocar. Y antes de prohibirnos los toros, van a quitarnos incluso lo bailado.

Esta es, por ejemplo, la música que se bailaba en la nostalgia del 68, premonitoria de unas libertades y de una ingenuidad post-marxista que terminaron frustrándose. Tiene escrito el pensador Edgar Morin que el 68 fue menos que una revolución y más que una revuelta.

Es la perspectiva de la que podría concluirse que el efecto del mayo del 68 se apreció mucho más en las formas que en el fondo. Supuso un cuestinamiento de la jerarquía, de la autoridad y de la sociedad vertical. No sólo en las fábricas y en los ministerios, sino hasta en los hogares, donde el padre dejó de ser un general de artillería.

Fue el mayo del 68 parisino una movilización sin muertos. Los sindicatos y el Partido Comunista manipularon a los estudiantes como fuerza de choque. Y se precipitó una reacción paradójica. Las elecciones que se convocaron en junio permitieron que arrasara el partido conservador de De Gaulle. Debajo de los adoquines lo que había era asfalto.