EL INDULTADO DE RUBÉN AMÓN

Rubén Amón indulta a Merkel: "Ha logrado no que se la perciba como una mujer, sino como una matriarca"

Me declaro muy partidario de Angela Merkel y de su instinto de supervivencia. Tanto se ha considerado a la canciller un político sin ambiciones, una perdedora, tanto le ha sido más fácil depurar a sus aliados y pactar con los enemigos, consolidando una estrategia constante, terca, que le permite celebrar doce años de liderazgo.

ondacero.es

Madrid | 25.09.2017 09:55

A punto está de cumplirlos. Y lo ha hecho remontado un ya inofensivo periodo de debilidad. El más complicado de su década, pero curiosa o paradójicamente, su política de tolerancia y de apertura a los refugiados, tan cuestionada en Alemania, ha repercutido positivamente en su reputación internacional, hasta el extremo de correr la percepción de la voraz austericida.

Se ha humanizado Merkel, tanto como la humanizan sus imágenes en el supermercado y su resistencia a la estética y a la seducción afrodisiaca del poder. Merkel viste siempre igual, heredera del uniforme germano-oriental, no se ha cambiado de apellido, por mucho que fuera el de su primer marido, y ha logrado no que se la perciba como una mujer, sino como una matriarca, como la madre superiora del continente.

Se diría que la feminidad contenida de Merkel ha sido otro mecanismo de supervivencia entre los grandes machos de la política. Recordad esa imagen pasrtoril en el G7 del que fue anfitriona. Parecían Blancanieves y los siete enanitos. Seguían a la Merkel, Obama, Cameron, Hollande, Renzi, reconociéndole su papel de maquinista de Europa, proporcionando a la canciller el título oficioso de la mujer más influyente del planeta. Dije los siete enanitos, pero vista la lista de bajas, hablemos de los diez negritos. Y de esa inmovilidad un poco al estilo marianista que le ha permitido resistir mimetizada en el paisaje.

Margaret Thatcher abaritonaba su voz para hacerse más convincente. Merkel no necesita fingirla. Ha ganado como se preveía las elecciones dominicales convirtiendo al socialdemócrata Schulz en una entrañable mascota. Quiere decirse que va a gobernar más años que Adenauer y Helmut Kohl. Y en tal caso, Merkel habría demostrado, como decía ella misma, que hay que ser más de lo que se parece y nunca parecer más de lo que se es.