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Rubén Amón indulta a Morante de la Puebla: "No puedo tener más admiración al torero ni menos respeto a su persona"

Asomo el pañueño naranja. No porque vaya a hacer bandera de Ciudadanos, sino porque es el color que se estila en la tauromaquia para arbitrar los indultos. Y no voy a indultar un toro, sino a un torero, Morante de la Puebla, protagonista de la campaña de Vox hasta el extremo de haber fletado una furgoneta y de haber buzoneado a los vecinos de su pueblo, La Puebla, consiguiendo que la ultraderecha adelantara al PP.

ondacero.es

Madrid |

No puedo tener más admiración al torero ni menos respeto a su persona. Morante de la Puebla puede votar a quien quiera. Y hacer la campaña que le apetezca. Ya estuvo en el amanecer dorado de Vistalegre. Y hace tiempo que simpatiza con las ideas de Santiago Abascal, pero sus afinidades perjudican la credibilidad de la tauromaquia.

Porque Vox no la defiende. Vox la utiliza como pretexto de su arsenal identitario. La tauromaquia sería la expresión de la España genuina y heróica, la quintaesencia de la virilidad, el territorio puro en el que se yergue el toro de Osborne, figura totémica que custodia nuestros valores y nuestra épica encunando al musulmán. España cañí, suspiros de España, que viva España.

Igual que los toros se prohibieron en Cataluña por razones identitarias, carece de sentido reivindicarlos por la misma razón. Los toros están fuera de la política. Pertenecen a un ejercicio extremo de la estética que transita a las cinco en punto de la tarde entre el erotismo y la muerte. Mana la tauromaquia del Mediterráneo. De sus mitos y de sus ritos remotos. Y se arraigó en América como se arraigó el antiguo y el nuevo testamento. Por eso la máxima figura de nuestro tiempo es un torero peruano. Roca Rey. Y por la misma razón Francia representa la reserva espiritual de la tauromaquia frente al tópico y la españolada.

Morante de la Puebla se ha prestado a la propaganda de Vox. Suya es su libertad, suyas son sus ideas, pero nuestro, de los aficionados, es el malentendido, constreñidos a explicar que la tauromaquia no tiene bandera. Y mucho menos la representa la oscuridad de Vox.