EL INDULTADO DE RUBÉN AMÓN

Rubén Amón indulta a Puigdemont: "Corre el peligro de acabar encerrado en su propio holograma"

Tiene escrito Strindberg -empezamos bien- que la aparición de tu doble es la premonición de tu muerte. Hablamos en sentido metafórico. Hablamos de Puigdemont. Y no de la decapitación en los carnavales, sino de la decisión de desdoblarse en una imagen virtual, en una proyección de sí mismo, en una sombra.

ondacero.es

Madrid |

Hay un término germano que describe el fenómeno. Dopplegänger, pero más que el término interesa el concepto. Crear el doble de uno mismo supone exponerse a la tiranía de la reproducción. Y Puigdemont el real corre el peligro de acabar encerrado en su propio holograma.

Empezará a costarle trabajo diferenciarse de sí mismo. Y deberá pagar la factura de estos pactos mefistofélicos. No es gratis la bilocación a la que aspira Puigdemont. Estar en Bruselas y en Barcelona a la vez requiere un tributo a la altura del prodigio.

Hay un cuento de E.T.A. Hoffmann que podría servirle de escarmiento. Se titula Los elixires del diablo, pócima embriagadora que el monje Medardo decide ingerir para concederse a la lujuria y la vanidad.

Un doble exacto a él se le aparece en un puente. Se llama el conde Victorino. Y Medardo decide asesinarlo y suplantar su identidad, pero ya no sabe a partir de entonces diferenciar la conciencia propia de la ajena, como le ocurre a Puigdemont respecto a su creación fantasmagórica.

¿Qué quiero decir con todo esto? No lo sé. Supongo que le estoy aconsejando a Puigdemont que eluda la tentación de duplicarse. Ahora que celebramos el centenario de Frankenstein, el ex president debería considerar la rebelión que su doble puede urdirle. Hasta extinguirlo.

No se merece Cataluña un presidente de ficción. O al menos, sólo la merece quienes han otorgado no credibilidad, sino credulidad a las cadenas del fantasma de Flandes.