EL INDULTADO DE RUBÉN AMÓN

Rubén Amón indulta a Putin: "Será proclamado zar tras haber sido exterminada la oposición"

Nunca una elecciones han estado tan cerca de unas erecciones como las que Putin está protagonizando camino de su reelección y de su "reerección" como presidente de todas las Rusias. Será proclamado zar el domingo. Por la devoción que se le profesa, por haber inducido su idolatría y por haber sido exterminada la oposición, amén de cualquier espía descarriado, aunque Putin no quiere sorpresas y aseguró la victoria presentando hace unos días el misil de todos los misiles.

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Madrid |

Lo definió como invulnerable. Y aseguró que podía alcanzar cualquier objetivo de EEUU sobrepasando los escudos y cualquier otro antídoto, de tal forma que la exhibición fálica de Vladimir ha reabierto la guerra fría no tanto con el ánimo de intimidar al colega Trumo como con la intención de confortar a sus propios compatriotas en sus dosis de ebria de testosterona.

Así que las elecciones serán un paseo militar no en sentido figurado, sino en sentido literal. Putin aglutina en su persona la autoridad moral, el poder ejecutivo, el fervor religioso, pero también representa la imagen del mejor guerrero. Por eso se obstina en exagerar la propaganda de sus cualidades militares y físicas. Y recreándose en una galería de action man que tanto le permite domeñar a un tigre, cruzar los puños con un oso polar, sumergirse en los océanos y montarse en una nave espacial.

Putin es un superhéroe al que adora el 80% de la población y la prensa reaccionaria de Europa, precisamente porque observan en el zar al estadista carismático, autoritario, viril que nos pondría firmes a todos igual que ha puesto firme la democracia, degradándola a un fenómeno imitiativo.

Porque haber, hay urnas. Y contarse, se cuentan los votos, pero la democracia rusa es un simulacro que Putin ha convertido en la coartada de su inmortalidad. Si gana estas elecciones, qué nervios, tendrá a su alcance un cuarto de siglo de Gobierno.