Se están especializando los togados de Gante en los impostores exiliados. El simpatquísimo Puigdemont fue el primero en refugiarse no en Bélgica, sino en el código penal belga. Y lo ha hecho ahora Valtonyc por idénticas razones de conveniencia.
Porque no hay en las leyes belgas un delito de enaltecimiento del terrorismo. Cómo iba a haberlo. Es en España donde ETA ha ejercido 40 años de terror. Y donde ha pretendido consumar la independencia de Euskadi con la intimidación de los muertos y de las armas.
Estas cosas le parecen a Valtonyc muy divertidas. Y le parece que los verdugos etarras se resistían heroicamente al opresor español. Lo cuenta en sus canciones. Llamando al asesinato de un guardia civil. O incitando el atentado de un fiscal. Ya veis que es un repertorio idóneo para vomitar. Y que, en mi opinión, no merecía la condena de tres años y medio de cárcel.
Aclaro. Arenas me parece un tipo repugnante. Sus raps podría cantarlos con pasamontañas. Y me sorprende que un anticapitalista vista siempre de Lacoste, pero incluso en estas circunstancias, se impone el imperio de la libertad de expresión.
Para todos. Si se puede ironizar tan graciosamente con el crimen de un juez, que no nos escandalice que un pene es un pene y una vulva e una vulva. De lo contrario, la libertad de expresión se transforma en la ley del embudo.
Le quedaría bien en la cabeza el embudo a Valtonyc para darle seriedad. Y para consolidar su prestigio en la sociedad belga. Me parecen mal los tres años de cárcel, pero me gusta bastante el destierro en Bélgica. Y que se lo queden sus jueces.