EL INDULTADO DE RUBÉN AMÓN

Rubén Amón indulta al aficionado atlético: "Porque el nuevo estadio no lo sentimos nuestro todavía"

Querido aficionado atlético, entiendo a la vez tu entusiasmo y tu desasosiego. Porque los reconozco como propios. Tanto es así que me había resistido a acudir a la inauguración del Wanda Metropolitano. Y acudí porque mi palabra vale poco, y porque se trataba de una obligación laboral a la que resultaba estrafalario oponer la objeción de conciencia.

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Madrid |

Fui a título profesional. Y no a título individual. Que es una manera de abundar en esta situación de incertidumbre que concierne a los atléticos. Porque nuestro nuevo estadio no lo sentimos nuestro todavía. Porque jugamos en casa y fuera de casa a la vez. Porque el campo está en Madrid y no está en Madrid al mismo tiempo. Porque es horrendo por fuera, a semejanza de una molicie carcelaria, e imponente por dentro, como si hubiéramos entrado en el futuro.

Y el futuro tiene sus ventajas, la comodidad, la tecnología aplicada, pero tiene sus inconvenientes. No ya por la vanidad del accionista chino imponiendo el nombre de Wanda al símbolo patrimonial del Metropolitano, sino porque se ha producido, más bien perpetrado, una operación de desarraigo y de expropiación sentimental. Se nos ha extirpado de nuestro hábitat. Se ha producido, más bien perpetrado, una profanación de la idiosincrasia. Y este no es un club cualquiera en términos de costumbrismo, de sentimentalismo.

Ni tampoco de nostalgia, así es que los atléticos hemos incorporado a la trama emocional la añoranza del Calderón. Y nos vemos obligados a cantar un himno en vigor cuya letra es incongruente.

Ya veremos cómo nos acomodamos en esta casa nueva. La impresión inicial fue desasosegante por el yermo en que se encuentra. Y la sensación final anduvo mejor. Porque atruena como nunca la afición en el nuevo anfiteatro. Y porque, al fin y al cabo, ganamos como siempre. 1-0 con gol de Griezmann.