Yo creo que ha sido el comediante. Y que Óscar Pérez se ha avenido a protagonizar un papel de marioneta, premeditado o instrumental, en los planes tiránicos del presidente Maduro. Ahora ya tiene la coartada de un intento golpista. Y, por la misma razón, ya puede consolidar Maduro la dictadura y la represalia. Revistiendo de poderes a la llamada Defenosoría del Pueblo. Que es como revestirse de poderes a sí mismo. Y de limitárselos a la fiscalía. Que permanecía como un escaso frente de resistencia a Maduro
Pocas veces se ha visto un intento de golpe tan grotesco y precario, pero creo que a Óscar López le ha podido el personaje de McGyver. Sólo hace falta detenerse en su autorretrato, inspector de la policía científica, piloto, buzo de combate, héroe de guerra, no se sabe cuál.
Y actor, no necesariamente de categoría, pero si protagonista de algunas películas que redundan en su imagen de prodigio. Por ejemplo, “Muerte suspendida”, donde expone a conciencia su sagacidad de CSI. Y donde consolida un aforismo al que ha recurrido ahora como estribillo de su golpe de estado de Rambo : “La muerte forma parte de la evolución”.
Y no tiene gracia la cosa. Que la tiranía de Maduro haya degenerado en el pintoresquismo de una opereta no significa que haya dejado de ser una tragedia. Todo lo contrario, la astracanada, la mascarada de Óscar Pérez parece haberla diseñado el propio presidente venezolano para justificar su propio golpe de estado. Y éste sí que va en serio.