EL INDULTADO DE RUBÉN AMÓN

Rubén Amón indulta al ingenuo mascotero: "El reino animal se impondrá al humano en un ejercicio de sumisión"

Me dirijo a ti, oyente, si tienes un perro o u gato. Y no digamos si te recreas con el cautiverio de unos peces de colores en el acuario que destaca en tu salón como la mirilla del océano.

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Madrid |

Tratas bien a tu perro y a tu gato, y a tu iguana. Y a tu hamster. Y hasta puede que sintonices con el movimiento animalista, no hasta el extremo, acaso, de cuanto hizo la diputada de Ciudadanos Melisa Rodríguez en su confusión zoológica:

"Yo busco la igualdad de las personas reales: mujeres, hombres y seres. Por ello presentamos el proyecto de ley para que los perros sean personas. No se puede tener un ser vivo como si de un bien material se tratase. Creo en las personas por igual, sin etiquetas".

A mí me parece esta idea una descripción promiscua de la comuna, una incitación al bestialismo, una orgía en el arca de Noé, pero también una posición ilustrativa del fundamentalismo animalista. Los aficionados a los toros los padecemos estigmatizados como terroristas y como abyectas degeneraciones del yihadismo toricida.

En lugar de Alá, decimos Olé, es verdad, pero Las Ventas y su arquitectura mudéjar debe parecerle a nuestros purísimos adversarios el templo del terror, ignorando acaso que nuestra religión, de haberla, es la antigua devoción al tótem del toro.

Mal lo tenemos los taurinos en estos tiempos de culto a la mascota, pero decía al principio de esta reflexión que no estaría yo tranquilo de tener un perro o un gato en casa. Los próximos sois vosotros. Os tratarán de esclavistas y de carceleros. Se os exigirá que liberéis a los animales de los collares y de las correas.

Y el reino animal se impondrá al humano en un ejercicio de sumisión que ya presenta síntomas tan inquietantes como las piaras de jabalíes salvajes abasteciéndose de comida en nuestros pueblos y nuestras ciudades.