EL INDULTADO DE RUBÉN AMÓN

Rubén Amón indulta al Papa Francisco: "Para hacerse tolerar, este Papa se ha olvidado de ser Papa"

¿Recuerdas dónde estábamos hace cinco años un día como hoy?

ondacero.es

Madrid | 13.03.2018 09:46

Ahí estábamos, sí, en San Pedro. Había más gente, es verdad, pero estábamos nosotros. Aunque nuestro candidato fue siempre O’Malley, el arzobispo de Boston.

El contratiempo no nos impidió reparar en la noticia que se estaba produciendo.

El primer papa argentino. Argentino pero modesto, titulaba un periódico colombiano.

El primer papa latinoamericano.

El primer papa jesuita.

La Iglesia resolvía la abdicación del papa ortodoxo, Ratzinger, con la proclamación del heterodoxo. Y el carisma de Jorge Mario Bergoglio indujo la expectativa de una revolución. Un papa que huele a oveja y a parroquia. Un pontífice del pueblo y para el pueblo.

Y un papa papulista. Me jacto de haber inventado este neologismo, este híbrido, que marida el papismo y el populismo. Y que refleja el providencialismo hueco de nuestros tiempos. Tiempos de superficie, de eslóganes, de palabras y de gestos.

Y gestos ha hecho este papa. Gestos y no hechos. Ni puede que los haga, hechos, pero ha logrado ciertas proezas, como haberse convertido en el papa de los ateos, en la expresión bolivariana de la Iglesia y en el telepredicador de las promesas huecas.

Porque los homosexuales siguen discriminados. Homosexual era el embajador francés rechazado por la Santa sede.

Porque los divorciados no pueden comulgar.

Porque la mujer sigue postergada.

Porque las finanzas permanecen en el misterio.

Y porque la limpieza a la pederastia se resintió del antiguo hermetismo. Así respondió a los escándalos que rodean la diócesis del obispo Barros.

Francisco es el reflejo de la época gaseosa, de la trivialidad y de las concesiones a la popularidad. Tantas ha hecho, que ha rebajado su jerarquía, su liturgia, su dimensión metafísica. Y para hacerse tolerar, este Papa se ha olvidado de ser Papa.