Reconozco que no voy a ser objetivo en el indulto de Antonio Miguel Carmona. No quiere esto decir que haya sido objetivo en otros expedientes, pero es que Carmona me cae bien, le tengo cariño. Es del Atleti, por ejemplo.
Y se le ha expuesto a un encarnizamiento por haber accedido a la vicepresidencia de Iberdrola. Que es como acceder al eje del mal, a la red siniestra donde operan las eléctricas.
Y no solo es que lo haya fichado el monstruo del capitalismo, es que se denuncia el procedimiento de la puerta giratoria. Y se recuerdan las intervenciones televisivas en las que él mismo las denunciaba.
Discrepo. Carmona no proviene de los espacios del poder, ni ha tomado decisiones ni posturas que señalen el conflicto de intereses. Fue hace años concejal en Madrid y es socialista del foro, pero no se podrá concluir que Ibedrola es un premio a los servicios prestados.
Es más, la teoría incompatible con la anterior y expuesta con igual énfasis consiste en que se le ha fichado para molestar a Sánchez. Porque Carmona ha prodigado el antisanchismo en el púlpito de las tertulias.
De tertuliano a vicepresidente de Mordor. Ilusiona el camino alternativo que se nos ofrece a los tertulianos. Mirad a Iglesias, pero no convendría caricaturizar al compadre Carmona porque es un magnífico profesor de Economía, un ameno ensayista, un tipo culto y polifacético y un cualificado aviador.
Llamémosle teniente Carmona. Teniente de aviación Carmona. Que lo sigue siendo. Y que no contradice sus pasiones de aviador civil, entre las cuales vamos a destacar aquella que le condujo hasta Samarcanda en avioneta, siguiendo la huella del conquistador Ruy González de Clavijo.
Así que os voy a decir una cosa. Puede que Carmona haya volado a Iberdrola por una puerta giratoria. Y puede que se le haya contratado para joder a Sánchez, pero lo más probable es que la decisión no responda a una hipótesis ni a la otra. Y que el fichaje, qué cosas, provenga de la cualificación profesional. De la humana doy fe yo mismo.