CINEASTA

Rubén Amón indulta a Woody Allen: "Se lo somete a un proceso de expiación de su obra"

El acoso a Woody Allen ha encontrado una hermosa tregua en San Sebastián. Por dos razones. La principal es que está rodando en Donosti una nueva película. Y la accesoria consiste en que Bildu ha rechazado la presencia del cineasta neoyorquino, naturalmente reprochádole un delito de pederastia por el que no ha sido si quiera juzgado.

Rubén Amón

Madrid | 19.07.2019 10:05 (Publicado 19.07.2019 09:53)

Enternece la sensibilidad de Bildu, el escrúpulo humanitario. La turba de Otegi organiza, celebra y promueve homenajes a terroristas sanguinarios, pero considera inadmisible la presencia de Woody Allen en San Sebastián. Más todavía cuando el director se ha puesto a rodar en el casco antiguo, el territorio sagrado de la kale borroka y de la insurgencia filoterrorista.

Tan grande es el escrúpulo filantrópico de Bildu que el partido post-etarra preside la comisión de derechos humanos de las Juntas Generales de Gipuzkoa. Es el ámbito institucional en que se dirime, por ejemplo, la situación de las víctimas de ETA, pero bien podría aprovecharse la presencia de Woody Allen para deportarlo.

Me propongo como acompañante del destierro. Woody Allen, por devoción a su cine y a su filosofía, pues se intrincan la una y la otra en una visión del mundo que oscila del nihilismo al erotismo como si fueran poderes antagonistas.

A Woody Allen se lo condena a la muerte civilpor de un delito sexual que ni siquiera fue elevado a los tribunales, y se lo somete a un proceso de expiación de su obra. Una enmienda total. Se reniega del hombre y se termina prendiendo fuego a sus películas en una suerte de aquelarre oscurantista al que Bildu ha puesto la última antorcha.

No es verdad que Woody Allen repita una y otra vez la misma película. Ocurre que todas emanan de la misma personalidad y del mismo ingenio.

Y también de las mismas obsesiones: el sexo, el dinero , claro, el humor negro, el sexo, el amor sin correspondencia, el sexo, la hipocondría, el sexo, y el pavor a la muerte.

En eso se diferencia de ETA y de sus partidarios. Allen se declaraba en contra de la muerte. ETA estaba a favor.