Rubén Amón indulta a James Rhodes: "Profanó a Beethoven, perpetró la Novena"

Me lo has puesto a huevo, Alsina, sugiréndome la incoación de expediente de indulto de James Rhodes, pianista de cámara del presidente Sánchez e incansable tuitero del oficialismo.

Nadie mejor que Rhodes para trasladarnos a la ceremonia de la euforia monclovense. Y de tocarnos el himno de la alegría como placebo de la felicidad. Qué culpa tendrá Beethoven, diréis.

Y tendréis razón, pero de alguna manera habrá que remunerar y agradecer las campañas sanchistas de Rhodes. Es la bestia negra de Ayuso. El embajador del buenismo.

Y el artífice de una idea de España edulcorada y edulcorante que le ha permitido a él convertirse en el mejor heredero de la picaresca. Ya lo creo que ha entendido nuestra sociedad.

Hasta se ha hecho der Beti. Musho Beti, tiene escrita en su cuenta de Twitter. Es la manera con que el equivalente posmoderno del pianista de Parada consolida la simpatía nacional, con la excepción de los sevillistas y de los melómanos, a quienes no puede camelar con su impostura de pianista.

Profanó a Beethoven, perpetró la Novena. E hizo de telonero de un ceremonial de optimismo en el que Sánchez repartía dinero como si fuera el niño de San Ildefonso.

Me ciño a un tuit que redactó Tsevan Rabtan: Pensándolo bien, Rhodes y el himno de la alegría son perfectos simbólicamente para la presentación de cualquier plan de este Gobierno: una obra ajena degrada a boba sintonía propagandística intepretada por un incompetente.

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