El matiz explica la reputación de Tezanos como cocinero de autor, maestro de las recetas creativas que prepara valiéndose del nitrógeno o de la levadura con tal de enfatizar las emulsiones, sin menoscabo del plato estrella: el suflé.
Lo prepara Tezanos en su punto de expansión para que pueda degustarlo Pedro Sánchez en la ilusión sensorial y en el éxtasis gustativo. Tezanos prepara el sondeo tal como le gustaría leerlo al presidente socialista. Está hecho a su medida.
Se explica así el desprestigio que ha adquirido la institución. Y hasta el escepticismo general con que se reciben las encuestas mensuales del maestro cocinero, entre pucheros y pucherazos. Tezanos ha cambiado a metodología. Y del cambio se deriva el síndrome del mago de Oz. La sombra alargada de los sondeos proyecta el poder de Sánchez ilusoriamente.
Si fueran ciertas las diferencias, si fuera cierto el hundimiento del PP, Sánchez ya habría convocado las elecciones. Pero no lo ha hecho porque la encuesta no se la cree ni él mismo. Y cómo hacerlo. El PSOE sube y sube su líder precisamente cuando se habían precipitado los casos del plagio, de Dolores Delgado y de Pedro Duque. Ese fue el contexto en que se hicieron las encuestas, de forma que Tezanos viene a decirnos que los escándalos benefician al PSOE.
Y que podría organizarse otros para llegar a la mayoría absoluta, escenario incontrovertible del sondeo que ya está preparando Tezanos. Porque su método está claro: primero se llega a las conclusiones y luego se hace la encuesta.