VICEPRESIDENTE DEL GOBIERNO

Amón indulta a Iglesias: "Sánchez no lo quería en el Gobierno, pero una vez que tiene que digerirlo, es el momento de aniquilarlo"

Indulto a Pablo Iglesias con la impresión que produce identificarlo como vicepresidente del Gobierno. Lo ha conseguido por fin el líder de Podemos. Se adjudicó a sí mismo el cargo en aquella rueda de prensa de hace cuatro años...

Rubén Amón

Madrid |

Y lo ha conseguido. No con los cinco millones que tenía entonces, sino con tres. Y no con 70 diputados, sino con menos de la mitad.

Podría concluirse, por tanto, que peores resultados consigue Iglesias, más fácilmente llega al poder, si no fuera porque su entronización en la Moncloa, aunque allí no resida, forma parte, en realidad, de un proceso de mansedumbre y hasta de vasallaje.

Iglesias iba a transformar el sistema, pero el sistema lo ha transformado a él. Un buen ejemplo es la dacha de Galapagar. Y otro lo está siendo la emoción con que él y sus allegados viven la condición de ministros.

Lo observan curiosamente como una gran proeza. Creen haber dado el salto del 15M al poder, pero ni estaban en el 15M ni ahora están en el poder. Se han resignado a sus coches, sus escoltas y sus carteras. Han sido domesticados por las instituciones.

Y se exponen también -Iglesias y los suyos- al aniquilamiento político. Unidas Podemos es un partido de megáfono y de oposición, pero Iglesias ha trasladado toda la maquinaria al Gobierno para disimular el fracaso del 10 de noviembre y para convencernos de que va a convertirse en el timonel de la transformación social.

Es una ilusión óptica que se desprende de la proclamación vicepresidencial. Una trampa de la que Iglesias no parece percatarse. Sánchez no lo quería en el Gobierno, pero una vez que tiene que digerirlo, es el momento de aniquilarlo.