Pues ella se presenta a la Comunidad. Y él al Ayuntamiento, aunque ambos harían bien en explicarnos cómo se gestiona la política local desde los presupuestos de la raza, a reconquista, la cruz y la xenofobia.
Ya me estoy imaginando la iniciativa de un muro en el perímetro de la capital. Y que lo paguen los mexicanos, claro que sí. O una ordenanza municipal que permita llevar pistola o cuchillo jamonero, para sacudirse de encima al musulmán embozado.
La megalomanía y el providencialismo de Vox se malogran en el prosaismo de la política municipal. Aquí se trata de asfaltar una calle, de inaugurar un parque, de recoger unas basuras, pero resulta que el partido ultra quiere gobernarnos a los madrileños con el catecismo o con el catetismo.
Le pasa a los partidos soberanistas. La independencia, la patria, la nación, la lengua, se vulgarizan con las problemáticas del municipio. Me montaría en patinete antes de votar a Ortega Smith.
Y me sorprende que Monasterio quiera ser presidenta del gobierno regional cuando la promesa de Vox consiste en acabar con las autonomías. Ya lo decía otro visionario,Iglesias.
La política consiste en cabalgar contradicciones. Por fin he descubierto el sentido poético de Abascal a lomos de Incitatus.
Vox dedica un chotis a la alcaldesa: Carmena qué poco te queda en Madrid