EN MÁS DE UNO

Rubén Amón indulta a San José: "Es un personaje marginal y marginado. Un santo de corona de hojalata"

No voy a renegar del Portal de Belén, aunque no lo he puesto en casa. Lo tengo prohibido porque es muy tentador ambientarlo con unos colonos, unos terroristas de Hamas y unas escaramuzas homicidas del Mosad.

Rubén Amón

Madrid |

Dejemos las extrapolaciones. Y centrémonos en la figura de San José. Que es el secundario sin frase de la escena, aunque el personaje de Laura Dern en Historia de un matrimonio sostiene que la cultura judeocristiana establece un papel de conducta femenino sumiso y exigente.

No lo sé. Puede que la Virgen María no copulara con varón, pero no me suena nada mal la experiencia metafísica. Debió sentirla bastante cerca Santa Teresa de Jesús, cuando la transverbereración le hacía sentir cómo penetraba la flecha de Dios en su corazón.

Al fin y al cabo, la Virgen María alumbra al Mesías. Y lo recoge en su regazo cuando agoniza. Es la imagen de la piedad. El duelo de la madre cuyo hijo se le ha muerto. Y al que Miguel Ángel convirtió en camino de éxtasis estético.

Pero reparad en San José. O en Don José, por hacerlo todavía más funcionarial. Es un personaje marginal y marginado. Un santo de corona de hojalata. Y un actor de belén cuya infertilidad es tan evidente como la de la mula y el buey. San José no pinta nada en el nacimiento del niño. Ni aparece cuando muere Jesús.

De hecho, la alegoría del padre ausente explica que sea el patrón de todos los padres. Con San José celebramos al santo que se desempeña con torpeza en el hogar. Que se marcha pronto y llega tarde. Que no entiende los códigos materno-filiales. Y que se siente como un náufrago. Reina pero no gobierna. Ni siquiera cuando cree suyo el cetro del mando a distancia.