El ocurrente consejero de sanidad madrileño ha subrayado que el aire acondicionado en las aulas puede no ser una buena solución y que la elaboración de abanicos podría ser "una terapia ocupacional muy importante para los niños, haciéndolo como lo hacíamos cuando éramos pequeños, dobla, dobla, dobla y tienes el abanico".
Según don Jesús, la asignatura de abanicos bien podría figurar en el Pacto Educativo que promovió Ciudadanos en su pacto de investidura con Rajoy. Me encantaría oií qué piensa Luis Garicano de esta nueva habilidad que el consejero plantea introducir en la malla curricular. Adiós lenguas extranjeras, mates o conflictos en torno a la religión o la educación para la ciudadanía, lo que se lleva ahora es el abanico, un aerogenerador manual de uso individual que nunca podrá ser utilizado para producir otra cosa que viento.
Hoy estamos aquí, en la sede de la Fundación BBVA, en la antesala de la entrega de sus premios Fronteras del Conocimiento. Es un día para dedicarlo al conocimiento y a la ciencia. Dice el refranero que "más vale ciencia que fuerza" y que "la ciencia quiere prudencia y tiempo la experiencia", sin embargo, para don Jesús Sánchez Martos la ciencia es una cuestión de técnica manual, de dobla, dobla, dobla y tienes el abanico.
A don Jesús, consejero de Sanidad, lo que le va son los proverbios de la Verbena de la Paloma, donde está aquella famosa frase de que "la ciencia adelanta que es una barbaridad". "Una brutalidad", dirá don Hilarión. "Una bestialidad", repondrá don Sebastián.