Rompió la alianza de centro-derecha, con lo cual debilita a la oposición y abre una brecha en las autonomías donde gobierna. Pero es pronto para hablar de cambio de alianzas del gobierno. Igual que dos no pelean si uno no quiere, tampoco hay matrimonios si uno lo rechaza.
Personalmente, no acabo de ver a Ciudadanos votando todos los proyectos de un gobierno que algunos llaman social-comunista, ni acabo de ver a ese gobierno, sobre todo en la parte de Podemos, aceptando las ideas de un partido de centro.
Y, en cuanto al abandono del manto de Esquerra, lo veo más en clave temporal y electoral catalana. Ayer Rufián votó no, pero se cuidó mucho de romper todos los lazos con Sánchez. Si rompe definitivamente, será porque se rompió la mesa de diálogo de Cataluña y ni él ni Sánchez la quieren romper.
En resumen: Inés Arrimadas le da vida al centro político y recupera su tradición de pactar a derecha e izquierda, lo cual ya es un cambio notable. Y significa, insisto, que Sánchez amplía posibilidades de acuerdo si Esquerra le falla. Arrimadas no es todavía socio preferente. Es geometría variable. Y para Sánchez, una apreciable dosis de tranquilidad.
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