Si Torra hubiera sido absuelto por el Supremo, supongo que sería más noticia que su condena que, como dicen los cronistas financieros, ya estaba descontada. En cuanto a lo de Rato, yo veo que hay un empate entre periódicos que dan la absolución como primera noticia del día y los que la publican como segunda o tercera. Si se destacó menos que la acusación o el procesamiento, es por múltiples razones.
Por ejemplo, porque era gran acontecimiento que un hombre poderoso de la política y la economía, que había dirigido el FMI y pudo haber sido presidente del gobierno español, se desmoronaba como un ídolo de barro. O que se identificaban responsables de la gran pifia de la Banca, 24.000 millones que hubo que poner de rescate. O que había miles de inversores que veían llegar la Justicia.
Aquello tenía morbo, olía a sangre y a vendetta, conectaba con el espíritu justiciero que abunda en el país. Ahora, el asombro por la absolución tiene fuerza, pero no tanta. Están los medios de internet, que situaron la noticia de primera durante el día de ayer y después quedó algo sobada, como un toro ya toreado.
Y metidos en comparaciones, entonces no había coronavirus que le hiciera competencia. Hoy, según sea la proximidad a Madrid, el confinamiento es un serio competidor. Descontado eso, no hacía falta lo de Rato y compañía para llegar a tu conclusión: donde haya un buen culpable o un gran malo, que se aparten la inocencia y la bondad.