La urgencia, también, porque las agresiones se siguen produciendo y cada vez son más violentas, como demuestra la última noticia: la violación en grupo y por turno de una niña de trece años en Barcelona. Pero una cosa es la urgencia y otra la precipitación, y hay indicios de que la redacción de este proyecto de ley de Irene Montero se precipitó, ignoro si por las prisas de la ministra por hacerse visible o porque se quiso llegar con él aprobado al Día de la Mujer.
Al precipitarse se cometieron errores por desconocimiento. Por ejemplo, se desconocieron las competencias de las comunidades autónomas, se desconoció el contenido de leyes como la de violencia de género y protección de la infancia y se ignoró el Código Penal.
Y lo significativo a efectos de la coherencia del gobierno de coalición: esos defectos de fábrica fueron corregidos por los más experimentados ministros del PSOE, y se quiso que se supieran esas correcciones de los mayores. Yo creo que se buscó una norma para certificar que solo el sí es sí y que el no siempre es no, y salió un proyecto demasiado global; lo que llamaríamos una ley de protección integral de la mujer.
Me parece perfecto. Espero que la ley llegue hoy a Consejo debidamente "cepillada", como dijo una vez Alfonso Guerra. Pero el aviso queda hecho: no es bueno legislar a golpe de calendario. Y tampoco a impulsos de publicidad.