Menos mal que esto es la radio, más rápida que Internet. Si la carta siguiera el cauce normal, no llegaría a tiempo. Y aún así, no les puedo pedir nada material, porque a esta hora los almacenes están cerrados, las tiendas tampoco han abierto y ellos, además, no sé si están atravesando el desierto o el Mediterráneo, y los Reyes compran en tiendas y grandes superficies, según informan sus gabinetes de comunicación.
Anoche, majestades, ya os hablé de los locos que juegan con misiles en las fronteras de China y de Rusia. Y de los que juegan con el odio como si fuese un juguete. Y de los que tenemos miedo al virus. Y de los que no pueden comer tres veces al día. Y de los que están en campos de refugiados. Y de los que ahora mismo mueren en el Mediterráneo. Y de todos los que sufren y pierden derechos y libertades a borbotones.
Ahora, como sé que me estáis escuchando, porque sois muy de Alsina, os tengo que pedir algo que no está en el comercio:que nos libréis de la gilipollez que nos inunda. Como sabéis, porque lo sabéis todo por Magos, es lo más transversal que tenemos. Hay superávit, y no hay día sin una, majestades.
Hoy, como simple muestra, solicito que miréis a ver qué podéis hacer con un ministro que anda por la prensa extranjera cargándose el sector ganadero con su afirmación de que exportamos carne de mala calidad y de animales maltratados. Ni con mascarilla se callan. Mirad entre tantos regalos a ver si os queda por ahí algún bozal.