Madrid |
Quien en la misma rueda de prensa asegura que las cifras de empleo de enero son mejores que las del año pasado merece pasar a los anales de la historia de las portavocías. Lo de comparar a Sánchez con Suárez y a Torra con Carrillo, es, por una parte, fruto del enamoramiento, que ya lo escribió Machado: "A las palabras de amor / les sienta bien su poquito…de exageración".
Por otra, es descubrir que Sánchez y Suárez terminan en "ez" y Torra y Carrillo llevan doble erre en su apellido. Mal encaminada no anda la ministra. Como queda mal eso de hablar de nueva transición, que ya lo quemó Aznar, se eleva el diálogo de Sánchez a la categoría de los diálogos de Suárez.
Y como Torra repudia al Rey y no sabe de qué color es la bandera nacional y practica la reconciliación y defiende a España, el parecido con Carrillo es evidente. Igualito, ministra. Grandeza histórica se llama. Anotado además lo del paro, no seré yo quien dude de su credibilidad. Un maestro tiene en el Consejo de Ministros, Manuel Castells, que escribió en un libro: "Varios estudios parecen indicar que la gente tiende a creer lo que quiere creer".
Montero cree en Sánchez. Todo lo demás es apostasía. Y dicho sea en homenaje a José Luis Cuerda, da la impresión de que la portavoz tiene una consigna en su trabajo: "engrandece, que todo es poco".