Madrid |
Yo entiendo que la solución pasaría por volver a su esencia de partido transversal y centrista, dispuesto a ocupar el espacio de centro que sigue vacío en España, sobre todo después del viraje a la izquierda de Pedro Sánchez tras su pacto con Unidas Podemos. Entiendo, además, que los votantes de siempre se volverían a ilusionar si Arrimadas fuese capaz de recuperar a los críticos que abandonaron Ciudadanos y que fueron una de las causas de la mala imagen y la debacle.
Hacer coalición con el PP en Cataluña es una operación de riesgo. Es identificarse con la derecha española. Es renunciar a su seña de identidad catalana, que fue su origen. Es unirse con un partido que hasta ahora fue identificado allí con la extrema derecha, quizá injustamente, aunque ahora quepa el matiz de Vox en ese flanco ideológico. Hay que tener presente la intención del PP, que quiere absorber a Ciudadanos, no pactar con él.
Es dudoso que la suma de un partido en decadencia y otro que no levanta cabeza en Cataluña sea la mejor de las sumas. Y puede suceder, para colmo, que la unión con el PP aliente el movimiento crítico interno de Ciudadanos y una alianza externa ocasional termine en un cisma definitivo y letal. En definitiva: no lo acabo de ver.