Madrid |
Faltaba Sociedad Civil Catalana, con voluntad de aglutinar lo más posible por encima de las diferencias entre partidos. Y aún así, Iceta fue abucheado al llegar a la manifestación y hoy no veréis una foto donde se vea juntos a todos los líderes constitucionalistas.
El segundo motivo teórico es el miedo; miedo a las comparaciones; miedo a hacer el ridículo o mostrar escaso seguimiento popular frente a las grandes movilizaciones indepes; y miedo a ser señalado como españolista en una sociedad donde los jóvenes son marginados de acuerdo con los principios totalitarios del independentismo.
El tercero, que el constitucionalismo, por su propia naturaleza, no tiene mística de protesta. La protesta es de quienes quieren cambiar el sistema, no de quienes son leales con él. Hace falta una grave y visible amenaza a la convivencia para que el constitucionalismo se lance a la calle.
Y el cuarto, lo que dijo una asistente a la manifestación de ayer: "se nos acaban los complejos". Y son, añado yo, complejos de todo tipo: de ser una minoría, de ser maquetos, de nadar contra corriente. Si eso se supera, se empezará a oír a la "otra Cataluña". Y tiene mucho que decir.