Fernando Ónega: "Dejar los confinamientos a merced de cada autonomía es seguir en la confusión"

Pues aquí ha pasado lo que todo el mundo sabe: que no se hizo nada. Las reformas legales eran reclamadas por el Partido Popular, y del adversario ni el consejo. Pasaron los meses de junio y julio, llegaron las vacaciones de agosto y del gobierno no hubo ni noticias. Y así llegamos a septiembre, apareció la segunda ola, llegó octubre con sus datos horripilantes, entramos en el caos de la cogobernanza, los tribunales ejercieron de supergobiernos regionales, el desorden legislativo, las autonomías pidiendo el auxilio de la mano dura y la casa sin barrer.

Y termina octubre en un estado de alarma que no lo es, pero se llama así para tener un paraguas legal y las autonomías corran con lo más impopular, que son el ocio nocturno, los confinamientos y el palo a la hostelería. ¿Necesario? Sin duda: algo hay que hacer para contener el virus y el pánico que ya galopa sobre la sociedad. Reproche fundamental: que podemos ir a seis meses de alarma sin control parlamentario, porque es muy incómodo y cansino pedir el voto cada quince días. ¿Resolverá algo? Hombre, eso esperamos.

Pero se sigue atajando un problema nuevo con viejas leyes y viejos procedimientos. Y dejar los confinamientos a merced de cada autonomía es seguir en la confusión. Tendremos que circular con un GPS con una aplicación que nos diga dónde se puede entrar y donde no, porque en Madrid, por ejemplo, hay 32 zonas sanitarias confinadas y ni la presidenta Ayuso ni el alcalde pueden saber de memoria cuáles son.

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