Madrid |
La jornada de reflexión no está mal. Se supone que todo el mundo llega a ese día reflexionado, pero les permite a los líderes hacerse fotos bucólicas y para los demás es un alivio, la cura de la resaca. Respecto a los 15 días de campaña oficial, es lo más inútil que ha parido madre. La madre patria, supongo. ¿En qué se distinguirá el próximo fin de semana del anterior? ¿Sólo en que habrá carteles y publicidad y se podrá pedir el voto? ¡Pero si lo vienen pidiendo desde hace meses! ¡Pero si ningún líder hizo otra cosa más que propaganda! ¿Qué hizo, si no, Pablo Casado, cuando dice en Más de Uno que dio varias vueltas al mundo? ¿Qué hizo, si no, Pedro Sánchez entre decreto y decreto? ¿Qué hicieron todos los demás, si no hubo día sin mitin, cualquiera que fuese la disculpa?
Hacen campaña incluso antes de tener el programa. Lo de “precampaña” es un eufemismo. Y algo peor: es un engaño. Es lo más parecido a un fraude de ley. Es la primera mentira que se dice cuando se convocan elecciones. Lo que no sé es cómo resolverlo. Si se quita esa frontera de esta noche, son capaces de hacer campañas oficiales, con carteles y petición de voto, de tres o cuatro meses. Este país sufre campañitis. La campaña electoral de dentro de cuatro años empezará la misma noche del 28 de abril.