Fernando Ónega: "Si la educación concertada ha sido útil, no hay por qué cambiarla"
Fernando Ónega analiza en Más de uno la ley Celaá y la movilización de los ciudadanos españoles en defensa de la educación concertada.
Madrid |
Yo creo que la verdad completa no la dice nadie. A lo que asistimos es a una batalla política donde todo se exagera para movilizar a la sociedad.La enseñanza concertada, evidentemente, no se acaba: sería una locura terminar con ese sistema. Ahora bien: algunas declaraciones de la ministra hacen inevitable la sospecha.
Si Celaá limita la defensa de su ley a asegurar que ningún profesor de la concertada perderá su puesto de trabajo, suena a algo parecido a la reconversión. Y si la Ley establece tales condicionantes de inspiración ideológica y busca una supuesta equidad mal explicada, también es evidente que la libertad de los padres para elegir centro educativo se verá limitada. Y ese es el tema. La elección de centro es un derecho básico de la familia.
Cualquier limitación atenta contra ese derecho, con lo cual es legítimo combatirla y posiblemente sea legítimo que algunas comunidades autónomas se nieguen a aplicar la norma, en uso de las competencias transferidas. Ante ello, mi posición es la siguiente: si la educación concertada ha sido útil y respondió a las necesidades educativas durante 35 años, no hay por qué cambiarla. Si hacerlo crea desconcierto en la sociedad, se debiera reconsiderar en su tramitación en el Senado. Y lo fundamental: cualquier derecho, incluido el de elección de centro, no es el que diga un gobierno; es el que el ciudadano cree que le ampara. Si un ciudadano no se siente libre, es que le han cercenado una parte de su libertad.