Madrid |
Agarrémonos a ella, Iván Redondo, que tiene mucho de grandeza. Ser como Suárez, pactista igual que Suárez, sería como una coronación ante la historia. Pero hay algo más: la credibilidad no depende solo del presidente. Depende de todos los llamados a ese pacto.
Y ahí vienen las otras dudas. ¿Hay en los partidos de hoy la generosidad que hubo en 1977? ¿Hay el mismo sentido de Estado y la misma necesidad de arrimar el hombro? Quienes detestan la coalición con Podemos como el gran peligro para este país, ¿están dispuestos a darle vida, y vida larga, con un acuerdo de Estado?
¿Alguien ve a la coalición gobernante, sobre todo a Pablo Iglesias, dispuestos a aceptar una idea de las patronales, del Partido Popular y no digamos de Vox? ¿Alguien ve a Pablo Casado asumiendo la política económica de Podemos? Personalmente, lo dudo.
Por estas mismas reflexiones nunca se pudo avanzar en un pacto para reformar la Constitución. La única ventaja, por no decir la única posibilidad, es que ahora mismo nadie se atreve a decir de entrada que no. O sea, que se va a intentar. Vamos a tener un gran entretenimiento hasta el desengaño final.
Seguro que te interesa...
Última hora sobre el coronavirus