Me pareció que el señor Escrivá había dormido mal y había tenido pesadillas con Pablo Iglesias. Había soñado que la presión de Podemos y los sindicatos le había obligado a retirar lo de los 35 años de cómputo y un hombre de tanto rigor en los números como él no podía ver pisado su orgullo intelectual por unos politólogos que no han visto un número en su vida.
Así que decidió inventar una fábula: convertir sus propios papeles, uno de los cuales publica hoy El País, en fake news. No existieron nunca y malamente su puede retirar lo que nunca existió. Estaba tan convencido el ministro de su invención, que la predicó con un cabreo bronco, precipitado, mastodóntico, oceánico, que quedará en las antologías de la radio.
Conclusiones políticas: 1) Queda demostrada la incomunicación entre ministros, porque Iglesias, cuando habló en Salvados, no conocía el proyecto enviado a Bruselas. 2) Si fuese verdad lo que Escrivá dijo aquí, sería la primera vez en la historia que, por falta de un desmentido a tiempo, una "fake" se mantiene como verdad oficial durante 40 días. Tiene mérito. 3) Si sigue siendo verdad lo que Escrivá dijo aquí, no queda muy bien la sensibilidad del gobierno, porque creó malestar y miedo entre las personas de próxima jubilación. 4) Compadezco al señor ministro porque ahora tiene que fabricar un nuevo modelo que consiga los mismos fines que la ampliación del cómputo, pero sin que lo parezca. Y 5) He conocido ministros que fabulan y se cabrean mejor.