Depende de qué entendamos por política española. Si entendemos la política del Estado, no puede ser bueno que el independentismo aumente su mayoría, porque eso significa que aumenta su capacidad de presión y no se enmienda la realidad social de un desapego de España. La demanda de referéndum se va a incrementar.
Pero hay dos hechos correctores de esa gravedad: la actitud de Esquerra, que no está por repetir la declaración unilateral y el éxito de Illa, que, como ganador, sigue confiando en el diálogo y en pasar página. En este sentido, no descarto una rebaja de tensión. Evitar que estalle la olla a presión de Cataluña no sería un mal resultado.
Si entendemos por política española la de los partidos, no hace falta ser politólogo para detectar un terremoto en la derecha. Ciudadanos, humillado por la debacle catalana. El PP, hundido a un papel que no pasa de testimonial. Vox, entrada triunfal en el Parlament. Cuarta fuerza política. Pasa incluso por encima de los Comunes, lección para Pablo Iglesias. Y supera en escaños a los dos españolistas juntos, Ciudadanos y PP. Si la moción de censura en el Congreso fue contra Sánchez, esta es una censura o una opa a Pablo Casado.
Y doy importancia a las palabras de gratitud de Illa a Iván Redondo. En el entorno del señor Redondo se dice que "ya hemos dado el primer paso". Soy incapaz de interpretar cuál será el siguiente, pero veo un halo de euforia en Moncloa. Naturalmente, de Sánchez. Un halo de confirmación.