Pero en estas surgió Iceta que todo lo ve y le dijo: "Pedro, no me hagas esto, que me van a llamar españolista centralizador. Recuerda, además, que federalismo y plurinacionalidad están en las Declaraciones de Granada y Barcelona. Es decir, que están en la doctrina más profunda del PSOE".
Y el candidato Sánchez no lo pensó ni un minuto: todo sea por el voto catalán, del que tanto dependo, y sentenció: hágase el federalismo, viva la plurinacionalidad. España, nación de naciones. Lo importante es que eso no cambia nada en la práctica. Ni los independentistas se van a conmover por la rectificación, porque ellos están a otra cosa, ni nuestros ojos lo verán. Para hacer ese cambio en la estructura del Estado, hay que modificar la Constitución.
Y para modificar la Constitución hay que contar con el PP, que no está ni se le espera para semejante vuelco en la definición. Y añado algo más: si federalismo y nación de naciones sirviese para resolver el problema territorial al menos para 30 años, no habría nada que discutir. Lo malo es que se quedará en un puro gesto testimonial. Y eso sí: una vez incorporado al programa electoral, perdonadme la expresión, pero ya no lo quita ni Dios.