Su pregunta, director, tiene dos respuestas fáciles y groseras. Primera: Feijóo debería empezar la reconstrucción por el principio, lo cual no suele ser mala hoja de ruta. Y segunda, debería empezar por los cimientos, lo cual es una norma muy seguida en las técnicas de construcción. Pero también valdría la fórmula de Suárez para definir la transición: remodelar la casa sin que falte el agua, la luz ni los servicios básicos.
Feijóo tiene una casa ya hecha, que es el PP. A estas alturas de su biografía, sabe perfectamente cuáles son sus valores, sus defectos y sus grietas. La primera tarea de reconstrucción empieza por él mismo: si va a ser el líder, serlo y ejercer de forma indiscutible. Después, contratar un buen equipo de albañilería y va por gente experimentada, senior y con ganas. Su tarea, tapar las grietas e impedir la pérdida de energía, que el gas está carísimo.
Al mismo tiempo, diseñar el estilo, ya sabéis: entre el aliento en la nuca de Vox y la necesidad de no dejarle el centro a Sánchez. Y después, lo permanente, que es aclarar lo que este PP ofrece a la sociedad y conocer lo que la sociedad española espera del PP.
El error de Casado es que solo ofreció oposición. La confianza en Feijóo es que, además de oposición, ofrezca soluciones, confianza de futuro y ese valor tan anticuado que se llama ilusión. El resto es el valor de su persona: el sosiego. Sosiego en la casa, que está alborotada y sosiego en el análisis de las necesidades del país.
