Veo dos ámbitos en esto que llamas "la contienda". Uno es el demoscópico, que tiene una importancia relevante: en este momento hay una mayoría de la sociedad que está más dispuesta a votar al Partido Popular que al Partido Socialista y hay también una mayoría que prefiere a Feijóo como presidente del Gobierno y ha dejado de querer a Pedro Sánchez.
Eso puede cambiar de aquí a las elecciones generales, porque teóricamente falta año y medio, pero es la realidad actual. Pedro Sánchez lo sabe, como es natural, y reacciona de una forma sorprendente: cuando más conservadora se muestra una sociedad dispuesta a desalojar al que Sánchez llama el Gobierno más progresista de la Historia, él lleva dos semanas girando más a la izquierda.
Sus últimos discursos y declaraciones se parecen más a Pablo Iglesias, para entendernos, que a sus propios discursos y declaraciones de hace un mes. Y resulta también muy sorprendente su agresividad contra los poderosos, los que él llama intereses o poderes ocultos y contra los empresarios y sus beneficios. Un discurso tan antiguo de la izquierda, recuperado por quien más habla de progresismo y modernidad, tiene que tener alguna clave que solo el señor Tezanos conoce.
Y tiene, a mi juicio, un peligro que La Moncloa y su amplio equipo de asesores habrán valorado: si al empresario prácticamente se le niega su derecho a obtener beneficios o se le quieren limitar casi por decreto ley, no sé quién querrá invertir en este país.
