El problema de Yolanda Díaz con Podemos es que Díaz no es militante de ese partido. El problema de Podemos con Yolanda Díaz es que el partido tiene su estructura, sus ambiciones personales y no le resulta fácil proclamar candidata a una señora de fuera. Y el problema común es que Pablo Iglesias la nombró sucesora y se arrepintió porque quizá en su propia casa le echaron en cara que nombrase a alguien que milita en otro partido.
Por si el lío fuese pequeño, ese agitador llamado Pedro Sánchez habla de un futuro con Yolanda y su espacio y no con quien firmó la actual coalición. Si el conflicto que Alsina insinúa se hubiera producido hace dos años, ganaría Podemos, porque el partido tenía más fuerza que la persona. Hoy es más complicado.
Hoy el partido cotiza a la baja en las encuestas y la señora Díaz es la política más valorada de la izquierda, incluso por encima de Pedro Sánchez. Y hoy, como estamos viendo en países próximos y también en España, pesa más el líder que las siglas.
El Partido Popular, por ejemplo, no es lo mismo con Feijóo que con Casado. Con lo cual se aproxima una batalla muy interesante para politólogos y aficionados a los juegos del poder.
Sin descartar algo que también suele ocurrir: cuando se plantea un conflicto como el que se apunta entre Podemos y Díaz, o entre Díaz e Iglesias, lo que hace el votante es un solemne corte de mangas con este mensaje: pónganse ustedes de acuerdo y pídanme el voto después.
