Nunca menosprecies la capacidad de desdecirse de un gobierno. Lo que ocurre es que le llamamos de otra forma: corregir, revisar, matizar o actualizar.
Por ejemplo, no le sale una previsión económica y entonces la revisa con toda normalidad, porque lo hacen todos, desde Bruselas al Fondo Monetario Internacional. El presidente se desdijo dos veces sobre el papel de España en la guerra de Putin, pero el ministro de Exteriores no lo vio así, sino que descubrió que se actualiza. Igual que el canciller Scholz, añadió, que las actualizaciones con tecnología alemana dan mucho crédito.
En los ejemplos que has puesto, Alsina, hay algo peor que desdecirse. En renunciar a los 180 euros hay evidencia de improvisación, que agrava los hechos y aleja las soluciones. En decir que hubo comunicación con Argelia hay, sencillamente, mentira de niño pillado haciendo novillos o mentira de pareja diciendo aquello de “no es lo que parece”. Y en incumplir la rebaja de impuestos hay otra grosera improvisación que encierra la guerra ideológica y la confrontación dentro del Gobierno.
¿Cuánto puede desdecirse un Gobierno sin que su crédito naufrague? El nivel tendrá que estar superado ya. Pero la sociedad aguanta porque da márgenes de confianza o porque piensa que todos son iguales y en eso otorga un cierto grado de indulgencia. Y revienta el día que dice: esto es un cachondeo, a mí no me torean más. Si creemos la última encuesta del CIS, ese día aún tardará en llegar.