Ante preguntas como esta, caben dos tipos de respuestas. Una, que no hablé con todos los madrileños. Otra, que en la calle no escuché a nadie decir que venían los fascistas o que venían los comunistas. Con lo cual creo que se trata del lenguaje de mitin de la derecha y de la izquierda con mucha agitación de los activistas y poca conexión popular.
Yo creo que hay dos claves en esta marea. La primera, cuando Díaz Ayuso lanzó las disyuntivas socialismo o libertad y comunismo o libertad. En ese momento la alternativa contraria, “democracia o extrema derecha”, se empezó a asumir como réplica y alguien vio en el incidente del viernes en la SER el momento pintado para lanzarla. Y la segunda, la reacción de la prensa este fin de semana. Los titulares diciendo que el incidente cambiaba la campaña, incluso la reventaba y que daba alas a la izquierda, fueron creídos por los estrategas progresistas, que vieron la oportunidad de fabricar un nuevo discurso.
De hablar de extrema derecha se pasó directamente a hablar de fascismo, que tiene más historia y da más miedo. Eso del fascismo iba dirigido a Vox, pero se confía en la ley de la gravedad para que caiga también sobre el PP. Alguien puso de acuerdo a los tres partidos diciéndoles “este es el camino para derrotar a Ayuso”, este es el discurso demócrata, y ahí me tienen al ilustre catedrático Gabilondo y al ilustre magistrado Marlaska y al ilustrísimo presidente Sánchez, que parecen alumnos de Iglesias Turrión.