No tengo yo el entusiasmómetro muy engrasado para un correcto funcionamiento. Además, Rajoy es como es y, encima, de Pontevedra, y por una parte ya ves y por otra qué quieres que te cuente.
Si se le juzga por sus palabras, tuvo el entusiasmo que se puede resumir en cinco casi monosílabos: esto es lo que hay. Y añado por mi cuenta: como es lo que hay, hay que empujarlo a La Moncloa. Está claro que entre Sánchez y Casado, Rajoy piensa como Dios y puede decir: este es mi hijo muy amado en quien tengo todas mis complacencias. Después, si se miran los gestos y lo rápido que se marchó de la Convención, parece claro que la pasión no acompañaba al señor Rajoy.
Tenía que estar, estuvo; tenía que cumplir, cumplió, y a otra cosa. En lo que anda Rajoy es en su divertido mano a mano con Felipe González, que ya es un clásico en el Foro de A Toxa, que Rajoy siempre pronunciará La Toja. Si te soy sincero, Alsina, si yo fuese militante del PP, me preocuparía otra cosa: me preocuparía el mensaje de que Casado tendrá que reformar las pensiones.“No te va a quedar otra y te harán una huelga”.
Si esto lo dijera Pedro Sánchez lo entenderíamos como un golpe bajo de campaña electoral. Como lo dijo Rajoy, se entiende como un consejo cargado de realismo. Y como lo comenta este cronista, este cronista se queda con una grave duda: si la imagen que se lanza de Casado es la de reformador de pensiones, naturalmente a la baja, a lo peor se lo ha cargado su muy admirado Mariano Rajoy.