Podría hacer un viaje rápido a mi tierra, venir y decirte que depende. Podría proclamar el más certero de los diagnósticos que se han hecho nunca en Lugo: “por una parte ya ves y por otra qué quieres que te cuente”. Podría responderte con otra pregunta, que es lo mío: ¿Y tú que crees, Alsina? Y podría refugiarme en Kapuscinsky: “No hay necesidad de hacer preguntas cuando todo está claro nada más verlo”.
Pero tú, que algo sabes de entrevistas y repreguntas, tú me replicarías qué es lo que está claro y hay cosas rotundamente oscuras. Si se abre expediente a Ayuso, ¿quién es el instructor? ¿García Egea o Rodríguez? Pues de esa decisión depende el depende.
En las guerras gana el más fuerte, pero el depende… depende también de las armas que se usan. Casado tiene un arma letal, el Comité de Disciplina. Ayuso dispone de sus mesnadas, que se empezaron a ver anoche. Casado puede echarla, en ello está, pero sublevará al ayusismo. Puede cortar su cabeza, pero quienes la tienen por santa la sacarán bajo palio de la Puerta del Sol. Génova debe saber que hay ayusers, pero no casaders. Aparato contra pueblo, esa es la guerra.
Ganará el aparato con su comité de disciplina. Derrotará a la rebelde. Pero perderá Casado. ¿Sabes por qué? Porque a Ayuso, como a Feijoo, le pidieron que fuese a Castilla y León a ayudar a ganar. Sánchez la beatificó. Casado, matándola, la puede santificar.
Y estando así las cosas, qué tristura: la cabeza que está en el patíbulo es la del propio Partido Popular.
