Me temo lo peor, director. Y lo peor es lo que sale de las votaciones que este fin de semana se celebraron. Si los camioneros votaron seguir la huelga, seguirá la huelga. Esas son las reglas.
Pero con un agravante en la perspectiva previa: dado que habrá muchos que querrán volver al trabajo porque se agota su capacidad de resistencia, no me sorprendería un trabajo extra de los piquetes, como al principio de la protesta. Lo veremos a lo largo del día y de los próximos días.
La gran pregunta que este cronista se hace es por qué los autónomos de la plataforma no aceptan el acuerdo de los mayoritarios; por qué hay esa distancia que a unos les provoca el orgullo de rechazar limosnas y a la ministra el orgullo contrario, pero también estéril, de insistirles en que lean ese acuerdo.
Seguramente hay algo de sensación de menosprecio en los huelguistas. No fue un acierto rechazar para el diálogo precisamente a quienes convocaron la huelga. Y el argumento de que eran de extrema derecha o estaban manejados por la extrema derecha resultó una provocación.
Ahora alguien tiene que rectificar y dar marcha atrás porque no se puede condenar al país a un nuevo parón de su economía. Los autónomos deben calibrar si el Gobierno puede hacer otra cosa y dispone de más recursos que los pactados el viernes.
El Gobierno, la ministra, tiene que hacer un ejercicio de humildad y reconocer sus errores. Y ambas partes, saber que, con sus actitudes, hacen un grave daño al país.