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Fernando Ónega: "El Gobierno pasó de morder el polvo a los abrazos casi histéricos en el banco azul"

Fernando Ónega reflexiona en 'Más de uno' sobre la precaria victoria de chiripa de la reforma laboral aprobada por el error de un diputado del PP.

Fernando Ónega

Madrid | 04.02.2022 07:23

Pues mire usted, señor director. Si no es un castigo de Dios al PP, que tampoco tiene por qué, la veo como un regalo de las meigas a Yolanda Díaz. Si Tierno decía que Dios no abandona a un buen marxista, las meigas tampoco abandonan a una buena gallega.

Y, hecha esta rigurosa explicación científica, veo un insuperable esperpento: una presidenta del Congreso que declara derogado el decreto, ignoro por qué; una rectificación inmediata que declara convalidado el decreto; dos diputados traidores que le hacen perder al Gobierno; un diputado de la oposición que hace ganar al Gobierno… No se recuerda tanto despropósito en tan pocos minutos.

El Gobierno pasó de morder el polvo a los abrazos casi histéricos en el banco azul. Y al fondo, gritos de tongo, de cacicada y pucherazo. Lo que cuenta a estas horas es que el decreto está aprobado, pero me temo que, además de pírrica y precaria victoria del Gobierno, haya que añadir el calificativo de provisional, porque espera una larga batalla de recursos y tribunales.

Y además, la mayoría gubernamental, tocada por la desconfianza. Un decreto de tanto alcance, fruto de un acuerdo trabajado entre el Gobierno y los agentes sociales, no merecía terminar así, marcado por la duda de lo que pasó y las sospechas que los conspiranoicos quieran inventar.

La reforma laboral no nace deslegitimada, pero los avatares de la surrealista votación y el estrechísimo margen del resultado le quitan injustamente jirones de credibilidad.