Para valorar lo que me preguntas, creo necesario un pequeño ejercicio de memoria: recordar lo que pensábamos en la primavera de 2020, o lo que pensábamos a principios de este año.
Los mayores percibíamos con pánico cualquier síntoma que se pareciese al Covid, porque podía suponer la muerte. Esperábamos la vacuna como gran salvación, pero con confianza muy limitada. Algunos científicos nos decían que quizá tendríamos que convivir con esa nueva enfermedad, cuestión que no está descartada.
Yo, querido Alsina, no soy quien para decir si podemos dar por superada la pandemia. Pero sí puedo decir, como hace el director de La Vanguardia, que hoy es el día más esperado. Hemos pasado etapas pesimistas y etapas de mayor optimismo. Nos hemos indignado con los irresponsables que no respetaban las normas porque estaban atentando contra todos los demás. Nos han irritado las incoherencias políticas. Pero, al menos este cronista, soñaba con que un día pudiéramos decir: hemos superado la peste; estamos salvados. Y hoy todavía no es esa fecha, pero es la que más se aproxima.
Si ya estamos en el nivel bajo de una incidencia de 50 casos, nos aproximamos al gran objetivo, que en este caso es el gran proyecto nacional. Y si se toca con la mano el final feliz, es el momento de decir a los negacionistas de las vacunas algo elemental: no seáis imbéciles, que los datos están ahí. No seáis los resistentes a algo que demostró su eficacia. No nos hagáis la puñeta a los demás.