Ciertamente, no hay más que ver los periódicos de hoy y descubrir la cantidad de artículos que se dedican al coño de Pablo Casado y lo nada que se analiza el pacto de Bolaños y Rufián. Digo entre paréntesis, ya lo dije anoche, que si Casado hizo la pregunta de esa guisa, es porque Carlos Alsina recuperó la misma jaculatoria de Pedro Sánchez a Rajoy hace seis años. O sea, que Alsina es culpable del seísmo. Cierro paréntesis y añado: primero, que es más fácil comentar la entrada del coño en el Congreso que el contenido de una ley, y eso lo explica todo. Segundo, que hay palabras y palabras.
Que se pregunte qué coño tiene que pasar es hablar en román paladino. Que la independentista señora Bassa llame el mismo día "fascista" al Supremo parece que a nadie le interesa, aunque, además de ser una mentira maliciosa, sea un atentado contra la institución básica del Estado de Derecho. Tercero, que a este cronista le sorprende el puritanismo que nos invade con aires de censura, pero ese aire censor siempre lo sufre el mismo lado de la cámara.
Hay líderes y partidos que pueden decir, ofender o mentir lo que quieran y hay líderes y partidos a los que se persigue por un inocente coño. Entiéndase coño como taco, no otra cosa. Y cuarto: es cierto que esas palabras distraen la atención. Pero el problema no es ese. El problema es que los miércoles de los grandes reproches, más que de control, si les quitan las dosis de acritud, no tienen nada que merezca la atención.