Las convicciones, querido director, dependen del momento en que se expresan. Yo, que soy más bueno que el Padre Ángel, creí en la sinceridad de Pedro Sánchez cuando te aseguró a ti y a tus oyentes que los presos del procés cumplirían íntegras sus condenas. El hecho de que estuviésemos en campaña electoralno me hizo desconfiar. La campaña fue una coincidencia, como coincidencia fue que le quitase el sueño tener a Podemos en el gobierno.
El señor Sánchez es humano y tiene derecho a cambiar de opinión e incluso a pedir que cambien de opinión todos aquellos que en su día convenció de que esos delitos no merecían ningún tipo de piedad. Pero me parece que fue Carmen Calvo quien dijo que había un Sánchez de antes y un Sánchez de después. Y ahora toca el de después. Entonces necesitaba ganar las elecciones.
Hoy publica La Razón que quiere pasar a la historia como el gran pacificador de Cataluña. Y además, los votos que requiere hasta 2023 son los de Esquerra. También en eso hay un antes y un después. ¿Es un oportunista que cambia de idea por conveniencia? No rebajemos la categoría intelectual y moral del jefe del gobierno. Pedro Sánchez es un alquimista de la política. Es decir, el hombre que coge el plomo del cumplimiento íntegro y lo transforma en el oro de la concordia y la superación de la crisis que desgarró a la sociedad. Lo de la venganza, la verdad es que no es original. Es la palabra que utiliza el independentismo catalán. Vasos comunicantes.