No hay día sin encontronazo. Y hay días de dos, como ayer. Y con una singularidad: en algunos asuntos, nada menos que en lo que afecta a la monarquía o al rey Juan Carlos, Podemos se entiende mejor con independentistas que con su presidente de Consejo. Las agresiones a la ministra de Defensa llevan la confrontación al ámbito personal. Y mientras Sánchez proclama lealtad al pacto constitucional del 78, Iglesias abandera el movimiento republicano.
Es decir, que la respuesta a tu pregunta de si Podemos es a la vez oposición y gobierno es afirmativa y lo ha sido durante el año que llevan de coalición. Gobernar no parecen gobernar mucho, pero hacen ruido. Su estrategia es transmitir a la sociedad que es el aguijón social del gabinete para que el sector socialista parezca la derecha económica y ellos la izquierda real. Por utilizar un viejo lenguaje, Podemos sería el partido de los pobres, y el PSOE el partido de la gobernanza de cuestiones de Estado, o algo así.
La convivencia de las dos tendencias es posible, porque a Sánchez le viene bien esa imagen centrista y sosegada, regalo de Podemos, e Iglesias no pierde su imagen de líder transgresor. Quizá sean dos ficciones, pero ese es el juego. Lo importante para ellos y su permanencia en el poder es que no parezcan dos gobiernos. Por eso se reparten los trofeos. Unas veces gana uno, otras veces gana el otro, y así van tirando con la ilusión de ocupar todo el espacio de izquierda, el moderado y el radical.