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Fernando Ónega: "Puigdemont dejó Cataluña en manos de una asamblea poseída por el maligno de la República"

Lo que pasó ayer osciló entre el fracaso y la locura. Las sucesivas anulaciones de la presencia informativa de Puigdemont demostraron cuán débil es su liderazgo y cuánta ausencia de ideas propias hay en su persona.

ondacero.es

Madrid | 27.10.2017 07:17

El desenlace final que comunicó a las 5 de la tarde nos muestran a un nuevo Poncio Pilatos que después de preguntar al independentismo qué prefiere, a Barrabás DUI o elecciones, como los consultados dijeron "Barrabás", no supo seguir adelante, se lavó las manos y dijo como el gobernador romano: "Vosotros veréis, diputados del Parlament". Según dejó entrever, quería elecciones, pero temió que le llamaran traidor, como se lo habían empezado a llamar desde la CUP. No supo adoptar una decisión, quizá por la responsabilidad penal, quizá por presiones, quizá por vértigo, quizá por todo a un tiempo y tiró su liderazgo por la ventana.

Llegó al momento cumbre sin saber a dónde iba. Hizo dimitir a Santi Vila porque fracasó el diálogo. Y dejó a Cataluña, nos dejó a todos, en manos de una asamblea que no puede disolverse a sí misma y está poseída por el maligno de la República. Saben que no será posible, pero les da igual. Van a hacer inevitable un 155 duro, procesos judiciales, caos económico, pero pueden seguir llamando represor al Estado. Maquiavelo escribió: "Un pueblo capaz de hacer lo que quiere no es sabio, pero un príncipe capaz de hacer lo que quiere está loco". Inquietante conclusión para la jornada de hoy.