Si yo fuese Miguel Ángel Rodríguez y viese que tres comunidades gobernadas por el PSOE, más el PNV que apoya al PSOE se llevan un dinero, llamaría a Ayuso a decirle: presidenta, al ataque, que hay madera, Sánchez premia a los suyos y nos castiga a los demás. Y Ayuso, cuyo gusto en la vida (en la vida política, claro) es arrearle a Sánchez, dijo: nada de protesta que el viento lleva, al Supremo con él; mi vida por una foto de Sánchez sentado por mí ante el Supremo.
Si a continuación me transformase en Teodoro García Egea, llamaría a Pablo Casado y le diría: presidente, a por ellos, que se les puede acusar de favoritismo. Y Casado, que es como el perro de Pavlov y se pone a salivar en cuanto oye la palabra elecciones, se dijo "a por él" y va a movilizar a media España, todas las autonomías que gobierna, los municipios de más de 25.000 habitantes y los tanques que hagan falta, porque creen haber dado con la joya para barrer en Castilla y León. Después de Garzón, los Fondos. Nueve millones no son nada, pero son Fondos Europeos.
Al final, como no soy Miguel Ángel, ni Ayuso, ni Teodoro, digo: si lo que enciende la mecha son nueve millones, matan moscas a cañonazos. Pero si el gobierno los concedió sin transparencia, como de tapadillo y además se los dio a los suyos, y además ante unas elecciones a cara de perro, algún castigo merece. Y no por amiguismo, ni partidismo, ni favoritismo ni ningún otro ismo. Lo merece por torpe y por falta de olfato electoral.